Dedicada a: Chris

 

Chris se encontraba en su casa,

en Asia, él habitaba.

Observa que el tiempo pasa,

mientras tanto laboraba.

Soñaba en ir por el mundo,

conocer nuevos lugares,

jugar a que es vagabundo,

cruzar incluso los mares.

Un día como cualquiera,

ante él se presenta una dama.

Presume de ser muy fiestera

y de que tiene buena fama.

“Soy la Muerte”-ella dijo.

“Y vengo para llevarte”.

“A ciertas personas yo elijo

y no podrás escaparte”.

El joven queda asombrado

con la peculiar damisela.

Nunca antes la había observado,

¡parece un ser de novela!

“¡No la conozco, señora!”

-responde el joven atento.

“¡No iré con usted ahora!”,

“¡No venga con ese cuento!”.

“¿Cómo es que no me conoces?”

“Si soy yo la gran Catrina”.

“Se habla de mí a todas voces,

incluso hasta en la China”.

“Hay lugares del planeta

donde siempre me celebran”.

“Soy inspiración del poeta,

ofrendas y flores me dejan”.

Chris estaba sorprendido,

y le pidió que continuara.

Estaba un poco confundido,

que a la muerte se alabara.

La Parca le sigue contando

de lo importante que es.

Y las horas van pasando…

¡ya hasta hicieron canapés!

Después sacaron los vinos,

pues la charla estaba buena.

Pronto se hicieron amigos

y armaron hasta una cena.

La Catrina agradecida

de que no se haya asustado

dijo: “Tu alma es bendecida”,

“Y no te irás a mi lado”.

Después comentó muy seria:

“Deja te explico una cosa,

en México tengo una feria.

Es una tradición hermosa”.

“Altares a sus difuntos

crea la gente con amor,

para sentir que están juntos

y olvidar así el dolor”.

“Beben pulque y hacen pan,

traen deliciosa comida”.

“Todos al cementerio van

y valoran más la vida”.

“Y por ser tú tan paciente

y un chico tan motivado,

te llevaré a otro continente

a ver lo que nunca has pensado”.

Se fueron sin más tardanza,

Chris brincaba de emoción.

Ella ganó su confianza,

todo allí fue diversión.

Conocieron Michoacán,

Guadalajara y Puebla.

Nada que ver con Taiwán

ni con lo visto en la escuela.

Pero el muchacho es feliz,

viviendo por fin su sueño.

De la muerte fue aprendiz

y de la vida ahora es dueño.