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¿Quién tiene forma de hipopótamo? ¿Los niños o el jabón?

 Seguramente me dirás que es obvio que se refiere al jabón y que es imposible que alguien piense que se está hablando de los niños, y quizá tengas razón en ello. Sin embargo, nuestra responsabilidad como redactores es garantizar la clara, correcta y única interpretación de nuestros mensajes.

 ¿Te has topado con otros ejemplos parecidos a este en donde una misma oración puede interpretarse desde dos perspectivas diferentes?

 Seguramente la respuesta es sí. Y déjame contarte que abundan este tipo de problemas de redacción, especialmente en la actualidad. El error que se está cometiendo aquí es un vicio del lenguaje denominado “ANFIBOLOGÍA”. Este se define como el uso de oraciones o frases que se prestan para más de una interpretación, es decir, el enunciado expresa más de un significado y eso suscita posibilidades de entendimiento alternativas y erróneas.

 ¿Por qué pasa esto? La anfibología suele estar vinculada con ciertos errores de redacción y ortografía como los que siguen:

  • Una construcción inadecuada de la oración.
  • Signos de puntuación ausentes o mal aplicados.
  • Errores de acento diacrítico y enfático.
  • Uso incorrecto de homófonos.
  • Uso incorrecto de palabras juntas y separadas.

En este caso, el problema radica en la construcción de la oración, pues el orden de los elementos no es el más adecuado para la interpretación que se desea evocar. Para entenderlo mejor, primero hay que identificar que se trata de una frase que describe un elemento (en este caso, el jabón) exponiendo sus características. La primera de estas características es que el jabón es “corporal”; otra nos indica que tiene “forma de hipopótamo”; y la tercera, que es “para niños”. En este caso, siempre es recomendable enlistar las características después del elemento que las contiene, dejando al final la que señala quién será destinatario de dicho elemento. Así, la correcta construcción sería: “Jabón corporal con forma de hipopótamo para niños”.

Como puedes observar, con esta nueva estructura sintáctica se elimina por completo la interpretación errónea de la oración, permitiendo que exista sólo una manera de comprenderse. Por último, cabe mencionar que hay personas que sugieren que para corregir el problema, sólo basta con poner una coma ante de “para niños” y que no es necesaria la reconstrucción del enunciado. Sin embargo, esta no es la solución, pues la colocación de dicha coma sería una acción arbitraria y sin fundamentos, ya que no estaría respaldada por ninguna de las normas oficiales del uso de este signo.